Los tiburones del Tercer Reich by Franco Martinelli

autor:Franco Martinelli [Martinelli, Franco]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Ensayo, Historia
editor: ePubLibre
publicado: 1974-01-01T00:00:00+00:00

* * *

En París, en el Boulevard Souchet, Karl Dönitz, después de examinar los informes de las operaciones de guerra de aquellos últimos meses, no podía ocultar su preocupación. Mandó llamar al joven teniente Müller, comandante del U-67, que tuvo la suerte de llegar con retraso a la cita fijada con los dos sumergibles gemelos en Tarafal, para escuchar de viva voz los detalles del acecho y ataque al submarino inglés.

Dönitz quiso escuchar después las declaraciones de Merten acerca de la doble agresión en las islas de Cabo Verde.

Ya no puede existir la más mínima duda. También en el Atlántico norte se habían dado casos análogos: submarinos en misión, que encontraron unidades de guerra inglesas esperándoles. Evidentemente estaban al corriente de los desplazamientos de los «lobos».

Al sur de las aguas territoriales de Islandia, fue hundido un submarino en el mes de noviembre con toda su tripulación; dos semanas más tarde, en la misma zona, el U-507, a la primera señal de fuego enemigo, se dejó llevar por el pánico y enarboló bandera blanca, rindiéndose con todos sus hombres y la unidad intacta.

En las costas noruegas se enviaron a pique otros dos submarinos; en el Océano Ártico habían desaparecido, sin poder transmitir señal de evidente peligro, un sumergible de tonelaje superior y dos «piraguas».

Pero la situación es más alarmante, si cabe, en la zona de Gibraltar. Los barcos alemanes, localizados inmediatamente, son presa de las metralletas de los aviones de caza, los cruceros y torpederos les bombardean y les persiguen sin cansancio.

En muchos casos, las granadas que llueven por todas partes y deterioran el casco, arrancan del fondo del mar a los U-Boote; en el infierno de Gibraltar se pierden en pocos días cinco submarinos con sus valerosas tripulaciones. Entre ellos el U-567, al mando del que fuera exsegundo de Günter Prien, el impasible y audaz comandante Endrass, que pasó indemne por algunas temibles y cruentas batallas.

La muerte de Endrass señala el final de la época dorada de los submarinos alemanes. En los años siguientes, hasta la primavera de 1945, en que tuvo lugar la clamorosa aventura del comandante Heinz Schaeffer y su misterioso U-977, los submarinos alemanes consiguen otros éxitos relevantes. Peto se trata de episodios aislados, hechos excepcionales que, aun confirmando el valor, la audacia, el grado de exaltación de los jóvenes adiestrados por el almirante Karl Dönitz demuestran que la cruz gamada nazi acabará siendo vencida por un adversario más fuerte.

Karl Dönitz, inclinado sobre sus papeles, prepara las próximas operaciones, establece las directrices que han de regir las acciones de guerra en el Atlántico, el Báltico, el Mediterráneo y el Océano Glacial Ártico.

La suerte del III Reich es cada vez más negra.

Todos, excepto Hitler y sus ciegos colaboradores, todos, incluso Dönitz, fanático defensor de la eficacia del arma submarina, empiezan a albergar serias dudas sobre el resultado final de la grandiosa guerra que se ha extendido ya a todos los mares y cielos, que reta a las ciudades de toda Europa, Asia y buena parte de África.

En Alemania,

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